
Ajena a nuestras pupilas y palpable en este ambiente de cochambre, se cierne sobre nosotros la Navidad. Dulce y melosa como otras fiestas, dictatorial y consumista. Abobinable... arrolladora y estresante, calculadora y obligada.
Pero tambien jolgoriosa, mozuela y amistosa.
La Navidad nos sume en un concierto en el q los musicos son nuestros corazones, q laten al compás de nuestros sentimientos. Nuestro amor canta al son que nosotros le marcamos, al ritmo de los besos, los gestos, los cariños y las entrañables lunas de charleta a la luz de las estrellas.
Nosotros elegimos, nosotros decidimos, nosotros aplicamos el final q queramos al cuento de nuestra navidad. Y expreso gozosamente ese "NUESTRO", porq el hecho de disfrutar, NO depende de la musica q suene, ni del ligoteo q se frague, ni del burbujeo de el champán q nos elijan este año, ni de los sandwitch, ni del numero de luces q tenga el local; sino q el sentimiento de la Navidad reside en nosotros mismos, en nuetro interior.
La culpa de no disfrutar d una noche como esa, es claramente nuestra.
Asi q aplacemos nuestros balbuceos, y conciliemos el sueño con quietud, ...
... LA NAVIDAD, HA LLEGADO
Luigi.
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